29 de mayo de 2010

PURO TEATRO (Versión light)


El teatro, definido como “acción fingida y exagerada” según la Real Academia Española, es la viva representación de tu personalidad, de todo lo que eres, de todo lo que haces y cómo lo haces. Nunca llegué a conocerte, de lo cual me alegro enormemente en el alma. Pero sé de ti lo suficiente como para juzgarte, tal y como tú has hecho conmigo. Amor con amor se paga, como dice la canción.

Tristemente eres como un teatro, tienes una fachada envidiable, pero por dentro estás hueca. Tus funciones, hasta ahora, han dado sus frutos. La gente entraba, se sentaba y disfrutaba de una velada exquisita. Se reían, te aplaudían, te alababan, te ponían sobre un pedestal. Salían de tu teatro con la boca abierta por haber presenciado semejante espectáculo. Y resulta que, todo aquel que pagó su entrada, había sido estafado. Habiendo pagado por ver una obra de teatro real, lo que el público verdaderamente presenciaba, era un juego basado en la falsedad
Para colmo, sentías la necesidad de husmear en otros teatros. Más concretamente en el mío. ¿Pero con qué derecho amor? ¿Con qué derecho?

27 de mayo de 2010

HU-a-MORES INCOMPATIBLES...




Tú, sinceramente, no estás de humor.

Yo, sinceramente, tampoco.

Qué le vamos a hacer.

Estamos de humores incompatibles.

Al menos nuestras sinceridades

se han puesto de acuerdo en algo.

Un poco tarde “cariño mío”, un poco tarde…

21 de mayo de 2010

PIEDRAS...

¿Tropezar dos veces con la misma piedra o no tropezar? Esa es la cuestión.
Aunque el camino esté lleno de piedras afiladas, yo, por tozuda, cabezota o gilipollas, voy a volver a retomar ese camino. Voy a volver a tropezar con esa piedra, y posiblemente acabe dando un traspiés y acabe con las rodillas manchadas de sangre como cuando era pequeña y mis rodillas, en vez de las rodillas de una muchachita, parecían las de un orco.
¡Qué tiempos dorados aquellos! En los que mi única preocupación era saber si por fin Daysi aceptaba al pato Donald como novio.
Y ahora, unos cuantos años después me encuentro delante de la pantalla de un ordenador pensando en piedras. En una en especial, en esa con la que necesito tropezar para, incomprensiblemente, dejar que de mi rodillas accidentadas dejen de emanar esas gotitas de sangre que todavía, al parecer, quedan por soltar.
Siempre he pensado que es necesario tropezar las veces que haga falta, que si te caes tienes que volver a retomar el camino apartando las piedras que te han hecho caer. Caer es aprender y aprender es vivir, vivir en paz con uno mismo y en última instancia con los demás.
No siempre es la mejor opción obviar. Ignorar a esa piedra con la que has tropezado no siempre es el camino más viable, al menos para mí. Ignorar no significa olvidar.

Bueno, al fin y al cabo, bajo mi entender, dejar de caminar por miedo a caer es un acto de cobardía, de rendición. Y lo siento, pero hoy estoy guerrera, hoy cogería una metralleta y me iría en busca del mismísimo Bin Laden si hiera falta (vaaaaale, ya estoy empezando a exagerar).
Y que cojones, aunque la lógica me impulse a echarme para atrás, (la lógica o el mismo instinto de supervivencia), mi lado kamikaze me impulsa a cometer locuras y dejarme llevar, simplemente dejarme llevar. Lo sé, querer tropezar con esa piedra otra vez denota que lo que hay dentro de mi cráneo no está en plenas facultades. Pero me importa un pimiento. Lleva estando así mucho tiempo y creo que a estas alturas es imposible de cambiar.

14 de mayo de 2010

LA RUTINA DE MIS SUEÑOS...



En mi fría habitación de Madrid, entre el ruido de voces lejanas, una melodía que jugando perversamente con el volumen, se escapa de una habitación a través de la rendija de una ventana abierta y entra sin permiso en mis oídos. Entre la tableta de chocolate que desesperadamente grita que me la lleve de éste mundo y el sonido de una puerta cerrándose bruscamente –en ésta residencia son todos unos brutos–, pienso mortificada, a mi mente le da, fijaos que cosas, por pensar… Y pienso en las oportunidades, que son unas malditas hijas de puta, hablando rápido y mal. Y pienso en que Bruce Springsteen y su grandísima E- Street Band posiblemente ya no salgan de gira nunca más. Y pienso también en Shadowlight y lo que significa soñar. Que soñar equivale a volar, a cerrar los ojos y creerte toda una estrella del rock cuando la realidad es bien distinta, cuando ni si quiera todavía llevo un mes con ellos intentando ponerle voz a una música que está creando su propia personalidad, poco a poco… poco a poco, pero la paciencia no es una de mis mejores virtudes. No quiero tener una E- Street Band, no, eso no. Me conformo con haber podido saborear la felicidad de haberlos visto en directo en mas de una ocasión. No quiero salir de gira mundial ni tampoco tocar en un rock in rio. No quiero aprender a cantar como Monserrat Caballet, simplemente quiero dejarme llevar… Sentir que cada nota es un escalón que me lleva hacia mi propia salvación. Saber que hay una realidad alternativa a la propia vida, a parte de nuestro rico mundo interior y sus malvados pensamientos, sueños y anhelos. Porque desde que tengo uso de razón siempre me ha gustado cantar y siempre me he imaginado cantando a dúo “No Surrender” con mi dios personal, Springsteen… sí, simples sueños de una mente demasiado fantasiosa.

Y ahora, cosas de la vida, en unos locales de ensayo del sur de Madrid, suena una guitarra, modelo Telecaster, para mas inri, que toca los primeros acordes de “Dancing in the dark”, de mi dios personal, Bruce Springsteen. Y torpe de mí, intento buenamente como puedo, ser yo la que cante: “You cant start a fire, you cant start a fire without a spark. This guns for hire even if were just dancing in the dark…”

Y torpe de mí, intento dejar de soñar, pero no puedo. Cantar una de las canciones del hombre al que casi idolatras, y no soñar es una tarea mas que imposible… Abrir bien los ojos y darte cuenta de repente que tienes un jodido grupo de rock, que detrás de ti está Angel en su salsa con las baquetas marcando el ritmo, que a tu derecha está Alejo tocando el bajo con su mítica cara de concentración y a tu izquierda está Rober con la una púa entre los dedos rasgando esas seis cuerdas de una preciosa Telecaster negra, es un chute de energía para mí, y un plus extra para mi imaginación… Y es entonces cuando toco un poco la tierra con los pies y dejo de pensar en Bruce para tomar constancia de que Bruce “soy yo” y joder, otra vez vuelta a empezar, otra vez a soñar… Porque todo es como un ciclo vital… porque mi mente da vueltas y vueltas y mientras, yo sigo con la rutina de mis sueños...


Pd: ¡ala! y ahora a estudiar las costumbres socioeconómicas de las tribus Africanas… ¡yupi!

4 de mayo de 2010

LAS HORMIGAS DE MADRID



Me gusta el ruido de Madrid, me gusta estar en una gran ciudad donde cinco millones de hormigas se van abriendo paso cada mañana por las entrañas de la cuidad. ¡Corre! Se hacen las nueve, llegas tarde a clase… Acelera un poco más, que no llegamos a la consulta del médico… Venga, venga, ponte verde, el jefe me va a cortar las pelotas como llegue tarde otro día más… ¿Cuánta gente habrá perdido su trabajo hoy? ¿Cuánta gente no habrá ido a clase? ¿Cuántos habrán ido a comprar el periódico por la mañana? Yo que sé… ¿cuántas hormigas habrán muerto aplastadas a consecuencia de las pisadas fulminantes de los transeúntes?

Me gusta el ruido de Madrid, pero no quien lo produce… me gustan las hormigas, pero no la vida que llevan. Me gustan los semáforos, el color rojo, el verde, el naranja no tanto… te puedes jugar el pellejo en un segundo con ese color… Me gustan las pisadas de la gente sobre la acera, pero no soporto saber que si te quedas quieto, puedes convertirte en una indefensa hormiga que podría morir aplastada en cualquier momento.

En fin, hormigas…