9 de septiembre de 2009

LA BREVE LEVEDAD DE...UN DIA CUALQUIERA



Mañana tengo un examen y aquí estoy, escribiendo tan tranquilamente algo que no se qué rumbo va a coger. A lo mejor me pongo a escribir sobre los colores, como los vemos, porqué vemos lo que vemos y cómo, ilusiones ópticas. Alfred Hitchcock, vanguardias, planos contrapicados, géneros cinematográficos y veinte mil cosas más, de las cuales, la mitad me interesan como curiosidades pero que me importan una mierda como (futura) publicista o lo que quiera que vaya a ser el día de mañana. Que al igual acabo buscando cartones en Springfield a las nueve de la noche para prepararme el nido. O no…igual en una de estas navidades me gano la lotería del niño y acabo montando mi propia agencia de publicidad que dirigiré desde mi sofá de cuero negro mullido desde un despacho amplio y moderno con una pantalla extragigante de Lg y un ordenador Intel centrino 3/corel trío con secretario cachas incluido.

Perdón, siento los desvaríos… ya vuelvo a posar ambos pies sobre la tierra.

Sigo pensando en que no tengo nada que escribir, ahora mismo, no. Pero sin embargo no puedo parar de teclear (si vale, puede que sea porque no quiero ponerme a estudiar otra vez...) ni de pensar en miles de cosas, planos contrapicados incluidos.
Me he levantado a las siete de la mañana, han pasado bastantes horas desde aquel suceso paranormal en mi rutina y todavía puedo con ésta canción (si, la del principio), será porque es mil veces mejor que un chute de heroína o una raya de coca.

Be music my friend.

4 de septiembre de 2009

PONGAMOS QUE HABLO DE SINCERIDAD...

Pongamos que la sinceridad es un bien escaso, pongamos que no todo el mundo puede permitirse un saquito de sinceridad, y menos en estos tiempos de desaceleración… Pongamos que ser sincero es una cualidad estupenda (que lo es), pongamos que hay mucha gente sincera (que la hay gracias a dios o a quien sea, pero la hay, no todo está perdido). Pongamos también que hay muchos que dicen tener una sinceridad de hierro (que los hay) y me aventuraría incluso a decir que estos individuos son mas numerosos que los que carecen de sinceridad alguna. Me atrevería a afirmar que los “presumidos” del tipo “yo siempre voy con la verdad por delante”, son peores que los llamados falsos, judas, alimañas…

Ahora pongamos que hablo de falsedad, que termina en –ad, como sinceridad, que es el único detalle en el que ambas palabras coinciden… Pongamos que hay muchos falsos y falsas a lo largo y ancho del mundo. Pongamos que se camuflan, oro parece pero plata no es…
Pongamos en juego también que por naturaleza dentro de cada uno hay un lado falso y otro sincero. Pongamos que, en el interior de cada uno se libra una batalla que bien podría ser similar al eterno enfrentamiento del bien y del mal. Por un lado un angelito vestido de blanco, por el otro uno vestido de negro. Uno te susurra “noooo…nooooo digas esoooo…di lo contrario, lo contrarioooo” y otro te dice “no le hagas caso a ese capullo, lo que debes hacer es decir lo correcto amigo, ¿y qué es lo correcto? Lo que piensaaas, lo que piensaaaas”. La cuestión es mas simple de lo que parece…la cuestión está en ignorar al angelito negro. Al capullo, sí. Aunque el capullo al final seas tu mismo por decir lo que piensas…pero bueno. En eso consiste la difícil tarea del buen sincero. Porque hay buenos sinceros y sinceros que son malos… hay sinceros que se autoetiquetan como tales que en realidad…bueno, digamos que viven en su propia realidad.

“No seas con los demás como no te gustaría que fueran contigo”. No es tan difícil… todo es cuestión de práctica. Lo peor es cuando aquellos que ya tienen un doctorado en sinceridad, o dicen tenerlo, dejan de aplicar sus propias reglas. Se olvidan de aquello que predican y alardean, defienden y practican… Esto es como el tema éste de la religión, hay muchos creyentes por ahí sueltos y pocos practicantes… Y como decía una canción, odio a los que el domingo van a misa y el lunes son peor que Satanás…

En cuanto a mi…teniendo en cuenta que no nací con la capacidad de pensar antes de hablar, no es que sea sincera, es que suelto las cosas sin haberlas dilatado antes… además, tampoco me gusta coronarme de sincera porque siempre hay situaciones (aunque sean minúsculas) en las que es imposible decir o hacer lo que se te pasa por la mente (perversa en mi caso).

Y tu...¿cómo crees que eres?