9 de noviembre de 2010

"This is not the end, this is not the beginning"

He sido feliz, afortunadamente, muchas veces a lo largo de mi vida, una vida que apenas dentro de unos días alcanzará la veintena, que se dice rápido (y se vive aún mas). He sido feliz tras haber escuchado la risa inocente, despreocupada y dulce de un niño, he sido feliz tras haberte dado un beso, y otro, y otro. He sido feliz tras haberme visto reflejada en esos ojazos azules, tras habernos reído juntas, tras haber tocado por primera vez mi canción favorita con la guitarra. También he sido feliz tras haber escuchado en vivo y en directo canciones como Born to run, The rising o I´m going down… No me quejo, la verdad. Puedo seguir añadiendo cosas, pero no quiero aburriros.

Desde que tengo consciencia de mis actos, siempre ha habido algo que aunque estuviera atravesando épocas menos felices de mi existencia, me ha hecho sonreír y evadirme un rato. Eso de lo que hablo, bueno, mas bien, esas personas a las que hago referencia, de las cuales ya he hablado, creo, mas de una vez por aquí (siento ser tan repetitiva a veces), se hacen llamar Linkin Park. Desde que los descubrí en Meteora (el segundo disco) allá por el 2003, no he dejado de seguirlos. En aquella época yo era una mocosa de doce años que escuchaba lo que ponían en la radio y los discos que mi madre tenía por casa, nada más. Internet no era un medio tan extendido como ahora y para ser sinceros, en Lanzarote, no había, ni hay tanta oferta musical (al menos no de mi gusto y agrado) como lo puede haber en Madrid o cualquier otro sitio. Vamos, que fue casi un milagro que una chiquilla de doce años estúpida musicalmente hablando, se enganchara tanto a una banda que nunca antes había escuchado y a un género musical casi recién salido del horno.



Por aquellos tiempos mis oídos eran poco exigentes con la música que escuchaban (todos hemos tenido un pasado oscuro), y no estaban acostumbrados al metal. Pero Meteora me cambió, ese disco cambió toda la percepción que tenía sobre la música. Cambió mis gustos musicales de manera instantánea. Meteora en su conjunto, era el sonido que tanto andaba buscando inconscientemente, porque ya les digo, tuve un flechazo con el dichoso disco. Recuerdo la primera vez que lo escuché entero, porque después de la primera vez, vinieron otras tantas. La voz desgarradora de Chester Beninngton me dejaba con la boca abierta, las partes rapeadas por Mike Shinoda me dejaban un “rollito nigaz” muy molón en el cuerpo, y el sonido potente y distorsionado de la guitarra eléctrica de Brad Delson perfectamente fusionado con los resquicios electrónicos de Joe Han, hicieron que mis oídos tuvieran sus primeros orgasmos musicales.

Por eso Linkin Park es un grupo tan importante para mí, no son solo lo que hacen, son lo que significaron para mí. No es que sean más o menos buenos, ni que gusten más o gusten menos, es que me siento identificada con el sonido que tenían en la época de Meteora (e Hybrid Theory), es que es escuchar Numb, Faint o Breaking the Habit y algo que no soy capaz de describir, se me mueve por dentro. Es que fue verlos con mis propios ojos y escucharlos en directo hace un par de días en el jolgorio que se montó en la Puerta de Alcalá, y fue llegar a un estado de felicidad absoluto. ¡Ver a tus (cuasi) ídolos por primera vez no tiene precio! Para mí, hagan lo que hagan, siempre serán esos seis chicos que cambiaron parte de mi mundo.



"you become a part of me..."