27 de febrero de 2009

MIL SOLES ESPLÉNDIDOS


Hace escasos minutos acabo de pasar página, una página que me ha costado mucho esfuerzo dejar caer sobre otras 375 concretamente. Un sentimiento de incertidumbre y vacío me invade desde los dedos de los pies hasta la última célula de mi cerebro. Deseo tener más páginas que poder pasar, mas páginas que tocar con la yema de los dedos, mas páginas que leer, pero todo tiene un fin… en el caso de nosotros, los humanos, el fin, el temido fin es la muerte, en el caso de los libros, inanimados e inertes el fin es la última página, la última palabra impresa, el punto y final.

Por regla general siempre he preferido los libros que tienen un bonito final, esos en los que los protagonistas comen perdices y viven felices, esos en los que el sol siempre termina por brillar por muchos nubarrones que haya habido anteriormente, y para complacer mi manía con respecto a los finales felices de los libros, he de decir que la última página que hoy he pasado me ha satisfecho, aunque vuelvo a repetir, me ha creado un vacío provocado por las ansias de querer saber un poco más sobre el curso que las vidas de los protagonistas han tomado. Dicen que la curiosidad mató al gato, esta vez, por mucha fobia que tenga hacia esos pobres animalillos, soy uno de ellos.

Bueno, como veo que me estoy yendo demasiado por los tejados, iré al grano. El culpable de mi angustia pasajera (con suerte en una semana se me pasarán los efectos de la droga) tiene nombre y apellidos: Khaled Hosseini, autor de cometas en el cielo (obra recomendable, muy recomendable de hecho) y mas recientemente de mil soles espléndidos, novela de cual hoy me he despedido.
En mil soles espléndidos Hosseini sigue en la misma línea que con cometas en el cielo. Afganistán vuelve a ser testigo de la dura vida de los personajes asolados por la tragedia, ambas novelas transcurren en el mismo período de tiempo (década de los 60-actualidad) y ambas consiguen "tocarte la patata" de manera inesperada. Mil soles espléndidos aborda temas como los inexistentes derechos de la mujer en Afganistán por culpa de los retrógrados machistas e inhumanos talibanes, los lazos que se pueden llegar a forjar entre dos personas que están bajo una misma situación, el sacrificio, la entrega, el amor, el “honor”, la desgracia, la felicidad…

En fin, un libro que está hecho para hacer sentir y por decirlo de alguna manera concienciar, concienciar al lector sobre las penurias que han tenido que soportar hombres y niños, especialmente niñas y mujeres, que son las que más han sufrido por culpa de unos seres que merecen todos los castigos tanto físicos como psíquicos que el propio hombre ha ideado a lo largo de tantos minenios de evolución. Puede que sea una bruta sin corazón, pero es todo lo que merecen esos talibanes. Por cierto, dudo mucho que algún castigo psicológico surta efecto en ellos, dudo mucho que bajo sus cráneos se esconda algo de masa cerebral que no esté en periodo de putrefacción.

17 de febrero de 2009

BAILANDO EN EL INFIERNO

Hoy he conocido al mismísimo Satán. Su presencia impone, él tiene el poder de acelerar mi ritmo cardiaco, necesito aire, mas aire, necesito respirar ya y eso, él lo sabe. Da un paso al frente seguro de sí mismo, demasiado seguro –pienso–, pero me gusta. Va vestido de traje y corbata, todo de negro cosa que también me gusta –creo que en exceso– pero me olvido hasta de mi propio eco, me olvido hasta de respirar. Ahora somos los únicos seres sobre la faz de la tierra, todo el mundo que hasta hace tres segundos estaba a nuestro alrededor ajenos a nuestras miradas se ha evaporado como arte de magia. Se oye un silencio sepulcral que me eriza toda la piel, a lo lejos el sol se inclina majestuosamente en un gesto lleno de cortesía y respeto que indica la llegada de la luna.

Mientras, él da otro paso al frente. Por instinto yo retrocedo… La calle muda y fantasmal es mi único refugio, él y su mirada, mi amenaza… El viento ha caído rendido a sus pies al igual que todo el bullicio que antes transitaba la calle junto a sus dueños. La sensación es la de estar en un mundo perdido, en una realidad paralela, no sé explicarlo con exactitud o quizás no existan palabras para describir ese momento. Definitivamente el sol ha caído, la luna ahora se alza en el cielo iluminando la calle, iluminando sus ojos, esos que al mirar se apoderan de de mi. Ahora yo soy el sol que cae de rodillas y se hunde en lo mas profundo del horizonte.
El suelo se abre, cede bajo mis pies ¿qué es esto? ¿qué está pasando? No puedo reprimir los impulsos de gritar pero de mi garganta, por muchos esfuerzos que haga, no sale ni un simple susurro. Una eternidad cayendo hacia un vacío tenebroso.

- Bienvenida a mi humilde morada.

Me ha hablado, he escuchado la voz del diablo. Áspera, distante, como si llevase miles de años sin salir al exterior… así creía yo que sería su voz, que equivocada estaba.

- gracias, pero no me has preguntado si quería venir. Respondo sorprendida ante el repentino torbellino de palabras que lanza mi boca. Una vez mas un silencio inquietante reinó entre los dos a la espera de ser roto en mil pedazos. Sin embargo no fueron palabras las que acabaron con él. ¿Una sonrisa? ¿Desde cuando Satán sabe sonreír? Porque si mis ojos no me han engañado él me ha sonreído. Sin saberlo ya había caído en su trampa, ya no cabía posibilidad alguna de retroceder y marcharme de allí… tampoco es que yo quisiera huir de él…ciertamente miedo no le tenía. No, no era miedo lo que estaba recorriendo mi cuerpo a velocidad equiparable a la de la luz.

- Hace calor ¿verdad? dicen que en el infierno suele haber mucho calor.

Evidentemente, para el rey del abismo no había ningún secreto, no había nada que él no pudiese saber o controlar. Ese ser tan extraño y llamativo, místico y sombrío, al que parte del mundo de la superficie temía o veneraba ahora estaba frente a mí, mas cerca que nunca.

- ¿sabes? Existe una única manera de acabar con el fuego aquí, en el infierno.
- ¿estás insinuando que tú, dueño del subsuelo quieres acabar con las llamas que te hacen compañía?
- ¿qué mas da que se vayan y me dejen solo si tu aceptas ser mi compañía en lugar de ellas? ¿bailas conmigo hasta que el mundo arda bajo las llamas del apocalipsis?

Entonces supe cuál era mi labor en ese lugar, él me estaba ofreciendo un trono junto al suyo, me estaba ofreciendo una vida altamente siniestra y no negaré que su propuesta no me desilusionaba, pero había algo que me impedía ser la reina del infierno… mi vida en la superficie… por mucho que él me atrajera de manera animal, primitiva, casi instintiva, no podía renunciar a todo lo que conocía allá fuera, no podía desaparecer de la noche a la mañana y quedarme tan tranquila allá abajo. Mi mirada chocó con la suya y rompió mi miedo de enfrentarme a él. No hubo necesidad de cruzar ni una palabras más… él comprendió mis razones, las aceptó pero no se conformó… Por mi parte, ahora que sabía que había otra vida, otra opción, la cual esperaría por mí hasta la eternidad, tampoco iba a conformarme con la mundana y vulgar existencia que mantenía allá arriba.

Desde entonces cada mes, cuando el sol rendido cae y la luna redonda impera en la noche en todo su esplendor, cuando los rayos grises son lo suficientemente fuertes como para penetrar en la gruesa capa del suelo, entonces las llamas del inferno se reavivan y yo vuelvo a descender como el mes anterior para bailar con él otra vez…

Dame tiempo Satán, dame tiempo…algún día bajaré y me quedaré hasta que el mundo arda bajo las llamas del apocalipsis.

De principio a fin para tí, "Darkend"...