28 de febrero de 2010

¿SERÁ LA VOZ DE PEPITO GRILLO?

Es una de esas voces que nada mas escucharlas se te quedan grabadas en el alma, la mente o donde sea que quiera. El caso es que creo que nunca podré olvidarla, y cuando digo nunca, me refiero a que incluso después de muerta, estoy segura de que seguiré recordándola. Es una de esas voces que imponen respeto y admiración. Lo mejor de todo es que siempre se puede recurrir a ella en caso de incendio, de inundación e incluso de terremoto. Es una voz que tiene magia, tiene el poder de ahuyentar los fantasmas que rondan por mi cabeza, aunque paradójicamente los alimente al mismo tiempo. Si, es una contradicción de dimensiones sobrenaturales, pero yo, de cabeza a pies soy una contradicción, que le vamos a hacer, la naturaleza me hizo así… y hay veces que es imposible luchar contra algo que es innato. ¡Pídele a un gato que deje de maullar! Pues eso…
La voz de la que hablo es tan particular, tan atrayente, tan profunda y limpia que a veces hace daño, (no fuimos diseñados para escuchar tanta perfección). Ésta voz es la que guía muchos de mis miedos, porque miedos, inevitablemente tenemos todos. Hasta el ser mas seguro de la tierra tiene miedo ¿tal vez de si mismo? Tal vez… ¡Y el miedo nos hace tan humanos! ¡tan humanos! que en ciertas dosis, es hasta necesario, porque es el que nos hace pensar, reflexionar y actuar. Y ésta voz, la que en éste preciso momento estoy escuchando, es la que me hace reflexionar. Es la que me hace pensar que lo único que tenemos en esta vida son momentos, instantes que duren lo que duren, son los que nos llenan y completan como personas. Pero esos instantes, no se crean de la nada. Esos pequeños o grandes momentos nos vienen dados por terceros… éstos ajenos a nuestro propio yo, éstos que conforman y delinean un trazo profundo entre lo real y lo imaginario. Éstos en los que al fin y al cabo nos apoyamos y equilibramos a cada paso que damos. ¿Qué sería la vida sin nadie que nos hablara, que nos escuchara, que nos entendiera, que nos tirara de las orejas? Nada ¿verdad? o muy poca cosa al menos. De mi vida han entrado y salido, no diré muchas porque sería una dimensión que no se ajusta mucho con la realidad, pero si unos cuantos de esos pilares sobre los que solía apoyarme y conseguir cierto equilibrio. Y algo que me cabrea enormemente de las personas, (sobre todo de mí misma), es que solamente somos capaces de valorar algo o alguien justo cuando ya no lo tenemos. Es un comportamiento tan tremendamente estúpido, que por mucho que intente buscarle la lógica, a día de hoy no soy capaz de encontrarle sentido alguno.
(A lo mejor es que soy idiota o algo, que es una posibilidad).
¿Por qué sino echamos de menos a nuestros amigos de siempre, a los nuevos, a nuestra familia, a nuestro perro, cuando pasa cierto tiempo sin verlos? Es por el jodido sentimiento del “valor retardado”. Y me cabrea, joder, me cabrea y mucho. Porque no debería ser así, no, en teoría no. En mi mundo yupi, todo el mundo debería valorar hasta la respiración del que se tiene al lado… pero claro, ese es mi universo imaginario donde todo el mundo quiere a todo el mundo pese a las destemplanzas y situaciones negativas que pueden llegar a darse. Porque, ¡que cojones! Lo que deberíamos valuar de una persona no son las negatividades, sino todo lo positivo que ésta nos puede aportar. Pero el ser humano es bastante complejo e idiota, como para que sobre todas las cosas, las negatividades puedan mas que lo bueno. Tal vez el problema sea mío, es mas, afirmo que el problema es mío. No debería pensar así, pero no lo puedo evitar.

Leyendo el blog de una muy buena amiga mía, una de las mejores, por cierto, me di cuenta de todo esto. Por supuesto, la enigmática voz que lleva sonando desde que empecé a escribir toda esta parrafada, ha contribuido bastante, eso, y que mis hormonas están mas que revolucionadas.

¿Conclusión? La idiotez humana no tiene límites… Y hay cosas que no merecen la pena estropear sólo por unas cuantas idioteces a las que sin querer, damos más importancia de la que realmente tienen. Al menos quiero pensar que muchas veces lo hacemos de manera inconsciente.



PD1: "bombón", ya sabes que sigues siendo alguien bastante especial para mi pese a los kilómetros de distancia…

PD2: joder, Johnny… no se como te las arreglas pero cada vez que tu voz llena mis oídos, me pongo a pensar. xD (Maldito cerebro, es tan selectivo a la hora de elegir los estímulos con los que ponerse en marcha…)

No hay comentarios: