11 de abril de 2010

EXAMENES, PINCELES, LIENZOS Y CABRAS

Se avecinan épocas turbulentas… lo dice mi calendario. Los temidos exámenes finales de junio cada vez están mas cerca, a la vuelta de la esquina, como quien dice. Y no, todavía ni me he dignado a abrir un solo libro, ni si quiera a echarle un vistazo a la portada de alguno de ellos.
Que poca vergüenza… y pensar que formo parte del futuro de un país. En fin, la vagancia como la propia estupidez, no tiene límites. Ya quisiera yo que mi nivel de holgazanería un buen día tocase fondo, ésta me la apunto, ya sé que propósito no cumpliré el próximo fin de año… Pues dicen que la cabra (irremediablemente) siempre tira pal monte. El que es vago, es vago de por vida, el que es listo seguirá siéndolo hasta que muera, y así un largo etc. No entra dentro de la naturaleza humana cambiar aspectos de nosotros mismos que han echado raíces durante mucho, pero que mucho tiempo dentro, en alguna parte, mas concretamente en la parte de los defectos.

Es tan difícil corregir el trazo equivocado de un pincel sobre el lienzo, que muchas veces es mas cómodo improvisar sobre la propia línea errada. Disimularla de alguna manera. Eso es lo que hacen las cabras de camino al monte, intentar disimular, corregirse los desperfectos. Una vez han llegado a su hogar, el monte, vuelven a sentirse libres, puesto que ya no tienen que seguir fingiendo que son seres perfectos. Tan terriblemente mal vistos están los defectos, que muy tristemente los escondemos debajo de la alfombra, lo cual quiere decir que no mostramos todo lo que deberíamos mostrar al mundo. No somos lo que en teoría deberíamos ser. Y eso, no está nada bien. Yo soy un ser bastante peculiar, creo que tengo mas defectos que otra cosa, y joder, los sobrellevo bastante bien (otra cosa muy distinta es que los demás los sobrelleven). Y no, no me avergüenzo de ellos, quisiera poder corregir algunos (que no esconderlos), pero por suerte o desgracia no llevo dentro ni a un Miguel Angel ni a un Picasso ¡si apenas se coger el pincel cómo demonios voy a hacer para corregir los garabatos que sobran de mi lienzo! Es mas, me encantan los defectos, forman parte de una persona tanto o mas como las propias virtudes. Y algunos de mis defectos me encantan, me encanta sacar ese sarcasmo (hiriente a veces) y dejar de respirar hasta ponerme morada cuando algo no me gusta. Me encanta desarrollar mi imaginación hasta límites insospechados creando películas mas largas que la trilogía del señor de los anillos. Me encanta ser un pelín orgullosa porque eso me aporta seguridad (aunque he de advertir que éste defecto en concreto está subido a lomos de una cabra volviendo a bajar el dichoso monte).

Me encanta ir conociendo a una persona y descubrir no solo lo bueno, que la sábana de seda blanca se caiga del lienzo dejando ver tanto los detalles bonitos como los menos estéticos. ¿Pero sabéis una cosa? A veces se hace tan difícil intentar buscar belleza en lo grotesco, que es mejor cerrar los ojos y dejar de ver…

No hay comentarios: