4 de septiembre de 2009

PONGAMOS QUE HABLO DE SINCERIDAD...

Pongamos que la sinceridad es un bien escaso, pongamos que no todo el mundo puede permitirse un saquito de sinceridad, y menos en estos tiempos de desaceleración… Pongamos que ser sincero es una cualidad estupenda (que lo es), pongamos que hay mucha gente sincera (que la hay gracias a dios o a quien sea, pero la hay, no todo está perdido). Pongamos también que hay muchos que dicen tener una sinceridad de hierro (que los hay) y me aventuraría incluso a decir que estos individuos son mas numerosos que los que carecen de sinceridad alguna. Me atrevería a afirmar que los “presumidos” del tipo “yo siempre voy con la verdad por delante”, son peores que los llamados falsos, judas, alimañas…

Ahora pongamos que hablo de falsedad, que termina en –ad, como sinceridad, que es el único detalle en el que ambas palabras coinciden… Pongamos que hay muchos falsos y falsas a lo largo y ancho del mundo. Pongamos que se camuflan, oro parece pero plata no es…
Pongamos en juego también que por naturaleza dentro de cada uno hay un lado falso y otro sincero. Pongamos que, en el interior de cada uno se libra una batalla que bien podría ser similar al eterno enfrentamiento del bien y del mal. Por un lado un angelito vestido de blanco, por el otro uno vestido de negro. Uno te susurra “noooo…nooooo digas esoooo…di lo contrario, lo contrarioooo” y otro te dice “no le hagas caso a ese capullo, lo que debes hacer es decir lo correcto amigo, ¿y qué es lo correcto? Lo que piensaaas, lo que piensaaaas”. La cuestión es mas simple de lo que parece…la cuestión está en ignorar al angelito negro. Al capullo, sí. Aunque el capullo al final seas tu mismo por decir lo que piensas…pero bueno. En eso consiste la difícil tarea del buen sincero. Porque hay buenos sinceros y sinceros que son malos… hay sinceros que se autoetiquetan como tales que en realidad…bueno, digamos que viven en su propia realidad.

“No seas con los demás como no te gustaría que fueran contigo”. No es tan difícil… todo es cuestión de práctica. Lo peor es cuando aquellos que ya tienen un doctorado en sinceridad, o dicen tenerlo, dejan de aplicar sus propias reglas. Se olvidan de aquello que predican y alardean, defienden y practican… Esto es como el tema éste de la religión, hay muchos creyentes por ahí sueltos y pocos practicantes… Y como decía una canción, odio a los que el domingo van a misa y el lunes son peor que Satanás…

En cuanto a mi…teniendo en cuenta que no nací con la capacidad de pensar antes de hablar, no es que sea sincera, es que suelto las cosas sin haberlas dilatado antes… además, tampoco me gusta coronarme de sincera porque siempre hay situaciones (aunque sean minúsculas) en las que es imposible decir o hacer lo que se te pasa por la mente (perversa en mi caso).

Y tu...¿cómo crees que eres?

4 comentarios:

JuliäBläckJäck dijo...

Sinceridad... sigo en mi línea y te digo que es un concepto muy subjetivo, abstracto, efímero...
Uno se cree algo que luego no es.
Siempre andamos conociéndonos y conociendo a los demás, solo que a veces descubrimos cosas negativas.

El que ha sido sincero una vez, y dos y tres y veintemil veces, estoy segura que no caerá en el juego de la falsedad. De sonreir y fingir que no pasa nada o decir lo que se quiere oir en vez de lo que se debería decir... en fin.
Yo tampoco me definiría como sincera porque como tu bien has dicho simpre hay situaciones en las que no hay cavida para la sinceridad. Pero aun así, no me gusta callarme las cosas. Si algo no me gusta o me parece mal, o si tengo un problema con alguien, no voy por detrás poniéndola verde o haciedo el paripé de "que bien me caes" "que amigas somos", etc...
Y me ha pasado...por eso se de lo que hablo. xD

Pd: tu...por lo que te he podido conocer, es verdad, eres una bocas. jajajajajaja. Pero eso está bien... xD

R. dijo...

Más que sincero, yo prefiero ser coherente. La sinceridad está muy prostituida. Y la verdad, es muy relativa, y ,sobre todo, subjetiva.

Aunque sinceramente te digo que este postque has escrito es verdaderamente bueno.

besos coherentes

**An@** dijo...

En mi caso doy lo que recibo. Miento si me mienten. Pero aún así me considero abanderada de la sinceridad. Con orgullo (como el gay).

P.D.: Creo que deberían hacerme un día especial. Te apuntas?

Anthorion dijo...

Sinceramente, me parece que te la han metido hasta la traquea, quien sea.

Yo solo pido ser sincero, cuando te preguntan o para las cosas que hay creo que hay que serlo (importantes, o en ciertas situaciones), para lo demás... cada uno hace lo que quiere. Yo prefiero no contestar antes que mentir cuando considero que no tengo que decir nada al sujeto X. Además, normalmente, siempre se pilla antes a un mentiroso que a un cojo (My mother's dixit)