EL PUNTO DE NO RETORNO

He llegado a un punto en el que ya no hay vuelta atrás, sabía que esto podía llegar a suceder y según mis previsiones, sucedió, de hecho, en este mismo momento, hace un segundo, hace dos, hace tres… ya era plenamente consciente de ello. Al final he sido derrotada, arrasada. Mi enemigo me ha dejado tendida en el suelo agonizando de manera inhumana, y yo ya no tengo fuerzas ni para levantarme, coger mi caballo blanco y salir huyendo furtivamente de la zona catastrófica.

Querer es poder, dicen por ahí muchos que ya lo tienen todo (o que creen tenerlo)… a todos esos, hablando en plata, les digo que se vayan a la mierda, que entren en ella, cierren la puerta (blindada) con llave y la tiren al otro lado, a ver si aún queriendo salir de allí, pueden hacerlo.
Porque yo, por mas que quiera resurgir de mis cenizas, no tengo el poder suficiente como para hacerlo, de momento no.
Al menos tengo la certeza de que en un futuro, si es que no muero por hemorragia, volveré a la carga de nuevo.

Al principio pensaba que la situación no pasaría de blanco a castaño oscuro… y dejé el portón de mi muralla de piedra abierto de par en par.
¡Que ingenua fui! Ahora sé que nunca más volveré a hacerlo… ahora sé que bajar la guardia y confiar demasiado en mi propio poder emocional fue un error que nunca volveré a cometer (aunque de antemano sepa que lo mas probable es que vuelva a bajar la guardia y el enemigo se cuele dentro otra vez). Mientras tanto, mientras pensaba que era inmune a las pequeñas e intermitentes bolas de fuego que me lanzaba mi enemigo, éste casi sin darme cuenta ya había metido dentro de mi fortaleza a un centenar de hombres de su maligno ejército. El enfrentamiento no había hecho nada más que empezar…

Cuando quise echarlos y cerrar a cal y canto mis puertas, obviamente fue demasiado tarde… Me superaban en número y fuerza. Me cogieron totalmente desprevenida y me superaban en todo, además, para empeorar mas las cosas, les temía. Ahora no es que sienta aprecio por ellos, pero ya no les tengo miedo. Total, ¿qué mas pueden hacerme si ya estoy con un pie en el inframundo? Lo mejor que puedo hacer a estas alturas es aceptar mi derrota… por mucho que me cueste… por mucho que se empeñe mi mente, el centro de mi fortaleza, ya está tomado por el enemigo, y yo… tendida en el suelo debatiéndome entre la vida y la muerte reprochándome a mi misma: que mal perder tienes Itziar, que mal perder tienes…

Nt: este texto, que ahora sale a la luz fue creado hace algo más de una semana, me leo y pienso en lo dramática y alarmista que soy. Me horrorizo de mi propia manera de sobrellevar los “problemas”. Pues hace una semana, me veía en el punto de no retorno (estos maquiavélicos sentimientos de mierda). Y Ahora, bueno, ahora me lo tomo con humor, que ya es un paso…