28 de abril de 2009

RECORDANDO(TE)


Fueron tantas las horas invertidas en aquella mesa de terciopelo verde que ahora los recuerdos caen al abismo como aquellas bolas después de haber sido golpeadas con mayor o menor peripecia… fueron tantos los litros ingeridos de coca cola, que hasta se me hace raro darle un sorbo a esa lata roja en otro lugar que no sea éste…
Son tantos los resquicios de mí los que se quedan en este local, que ya he decidido a dónde va a ir a parar mi fantasma… De buen gusto me pasaría la eternidad vagando por estos metros cuadrados, recorriendo cada recoveco que en vida físicamente nunca podré recorrer.

Porque yo sería menos yo si no hubiera crecido escuchando a esos cantantes de jazz, los cuales, todo hay que decirlo, nunca fueron mi pasión. Si hubiera tenido el poder suficiente, en vez de alimentar los oídos de los que por allí pasaron con la voz de Louis Armstrong, les hubiera dado todas las raciones posibles de ACDC, Kiss o Deep Purple. Porque yo sería menos yo si no hubiera adquirido la habilidad de saber jugar medianamente bien al billar (y con las mismas haberla perdido). Porque yo sería menos yo si no hubiera interpretado el papel de camarera varias veces a pesar de los intentos de que cesara en mi empeño de creerme toda una barman profesional… ¡Y es que después de haber roto algún que otro vaso no podía quedarme con la espina de la torpeza clavada en el cuerpo!

Entre estas paredes, antes pintadas de un naranja que era capaz de hacerte sentir como si te hubieras fumado veinte porros de una sola sentada, me he encontrado como pez en el agua. Me he enamorado de mis amores platónicos, (no era conveniente encapricharse del bajista surfero del grupo de garage rock que iba a tocar todos los sábados hasta el amanecer, no era conveniente hacer un intento fallido, bastante fallido, de flirteo con el batería melenudo de aquel grupo que imitaban a los de U2… no eran convenientes muchas de las cosas que yo y mis compañeras de fatigas hacíamos allí hace unos cuantos veranos). xD

Entre estas paredes, ahora vestidas con un sobrio morado y decoradas con cuadros y recortes de artículos de periódicos de cantantes de Jazz, entre el borracho del pueblo, el guapo de turno, las bromas de Mario, las latas de coca cola, el desaparecido billar, la brisa del mar que se colaba por las ventanas abiertas de par en par, el ruido de la cafetera, de la espuma de la cerveza descendiendo vaso abajo, del chirriar de los cubiertos, del bullicio de la gente y ese saxo que nunca dejó de sonar…
Entre todos esos momentos, se queda una parte de mí… Porque soy lo que soy, pero ante todo soy el bar, MI bar…

Un lugar en el que era ilegal no tener la sonrisa puesta y el buen humor desactivado. Él sabe que si pudiese vendería mi alma para poder volver abrir de nuevo sus puertas…

1 comentario:

JuliäBläckJäck dijo...

Oye, entonces cuando vaya para tu isla no me vas a poder llevar a tu bar... yo quería ponerme a cantar encima de la barra y esas cosas normales que hace la gente normal en un bar... xD

Bexos!