EN LA CIUDAD SIN PLAYA

Ya es de día, lo sé porque unos tímidos rayos de sol se cuelan por la ventana y atraviesan mi habitación. Hoy nada es igual a ayer. Hoy es el día en el que he de coger un avión rumbo a Madrid, esa ciudad que me asusta y me atrae a la vez. Se acabó sentir la calidez de mi hogar, se acabó respirar la brisa del mar, la que tanto echo de menos estando en la ciudad sin playa. Se terminaron los días en los que salía a la calle a pasear a mi perro, las partidas interminables a la play con mi hermano… he agotado mi tiempo…con pesar me despido de la rutina de estos últimos días. Me cuesta mucho. A estas alturas me creía capaz de todo.
¡Qué equivocada estaba! Ha sido exactamente igual que la otra vez, quizá mi nivel de deshidratación debido a la alarmante cantidad de lagrimas derramadas haya sido ligeramente mas bajo que la última despedida…pero no estoy muy segura de ello.
Ahora me visualizo y me digo a mi misma que es normal, nadie es de piedra, nadie puede controlar sus emociones mas profundas y estremecedoras. Nadie.

¡No quiero llegar! ¡no quiero llegar! ¡no quiero llegar! Pero el avión aterriza en la pista bruscamente. A mi lado una señora mayor que suspira de alivio, de felicidad por haber llegado a su destino ¡yo que sé! El caso es que suspira, como yo…

Dos suspiros iguales pero diferentes. Bajo del avión, hace frío, como siempre…joder, ya estoy echando de menos el calorcito de mi isla, daría todo por cambiar este aire gélido por la suave brisa del mar…Suspiro… ahora estoy otra vez en la ciudad sin playa…
Otra vez el ruido del metro, otra vez el ir y venir de gente, otra vez hay que madrugar y aguantar el ritmo frenético de las clases.
Por fortuna hay algo que me hace sonreír. Es 11 de Enero, no solo es el día de mi llegada, es el día del rencuentro… sonrío y poco a poco voy recuperándome… la gente de Arti es la hostia… Al fin y al cabo en la ciudad sin playa no se está tan mal. ;-)